Nítidamente vi tu sonrisa
elevarse,
Contagiar a las nubes tu
alegría,
Yo soy capaz de crear,
Un mundo nuevo y
diferente,
Pero preciso de tus
montañas,
Y tú reflejo en el lago
nocturno,
Para sucumbir ante la
gloria,
Disparé una flor rabiosa,
Y revoloteando por tu
cuarto,
Descubrí a la más
hermosa.
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