Andando en mi bicicleta,
me fui a recorrer la
ciudad,
buscando la calle
perfecta,
esa que dobla a la altura
del tiempo,
60 cuadras ensimismado
surcando los contornos de
la luz,
y buscando tu figura por
sobre líneas difusas,
las rejas del silencio, (similares
a las columnas del patio)
surcaban la fuente del
demonio
¿Cuál fue la retórica perdida?
si nosotros estuvimos perdidos,
en la sombra del inconciente,
rumbando las olas,
y silbando los cielos,
¿De que susurros me hablas?
si ya te llevaste la jarra
de otros tiempos,
y partiste para otros destinos,
si el papel jugado por la
partera,
fue la decepción del sueño
divino,
el vino que corría por las
rutas soñadas,
sobrevivíra en el elixir del
rotulado grotesco,
No quiero llenar este espacio
de prolegómenos,
pero el sentido me prepara
para el criterio,
¡¿criterio es lo que me falta?!
si te he regalado las mejores
tardes
para la incoherencia pretérita,
no tengo designio,
ya que fui asignado para lograr
los sueños,
de las damas que estén preparadas
para el placer,
para el silbido promiscuo,
para el ceño fruncido,
y la mirada sonriente.
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